La Cosa del Pantano. Parte 4

Llegamos a American Gothic

El gran viaje iniciático

 

Tras el necesario rescate de Abby de entre los muertos y la confesión de su mutuo amor en el que posiblemente sea el episodio más psicodélico de la saga, por resultar producto de una especie de droga psicotrópica, pasamos a la maxiserie que definirá definitivamente el papel que el personaje tendrá en lo que queda de década, American Gothic.

 

Tras varios acercamientos al personaje por medio de pequeños arcos argumentales llegamos a un arco que abarcará los siguientes 15 números, lo que en manos alguien que hizo “V de Vendetta” en solo 10 números y “Watchmen” en 12 es un mundo.

 

El comienzo de este enorme arco argumental es la llegada a Luisiana de John Constantine, un brujo muy particular que se sale claramente del estándar de los de su clase. En lugar del típico anciano delgado y vestido sobriamente, Constantine es un místico de mediana edad muy pegado a la calle y muy dado a mancharse las manos con el fondo del barril de la sociedad. Llega a Luisiana en busca de Swampy, pues necesita su ayuda para evitar el apocalipsis que el mismo ha predicho.

 

A partir de esta premisa, desgastada de tan manida, Moore logra desarrollar un arco argumental que resulta al mismo tiempo tremendamente cercano e increíblemente novedoso, pues sobre una partitura muy conocida por el lector logra improvisar auténticas genialidades que se salen enormemente de la norma.

En primer lugar consigue exponer un discurso sobre el bien, el mal y sus fundamentos con una gran cantidad de subtextos y con resonancias entre las diferentes líneas narrativas que en algunos puntos llegan a superar a su trabajo en “Watchmen”, por no necesitar apoyo en el metalenguaje formal del comic, que en este caso es mucho menor por tratarse de un ejercicio mucho más experimental.

 

Por otro lado juega con los significados de muchos de los personajes que aparecen durante el arco, llegando a sorprendernos con algunas alegorías realmente poéticas, en muchos casos es necesario volver a leer algunos de los capítulos para captar todas las notas de genialidad que se esconden detrás de la historia en sí.

 

A todo esto se añade un capítulo que es en cierto modo un pequeño desahogo narrativo en la cada vez más opresiva atmosfera que se va creando a lo largo de todo el arco argumental. El personaje acude a Brasil a encontrarse con un concilio de los de su raza, otras plantas nacidas de modo similar a él y que con el tiempo han llegado a formar una especie por derecho propio.

 

Por último tenemos el continuo discurso épico, en parte comic de terror en parte historia con tintes bíblicos, que con el paso de los números se va volviendo cada vez más ominoso y con el tiempo llega a resultar incluso enervante, pues parece que los sucesos van demasiado lentos al mismo tiempo que se precipitan. Sin embargo el final acaba siendo decepcionante en sus hechos pero enormemente satisfactorio en sus lecturas, pues en esencia muestra como ambos bandos se necesitan en cierto modo y como hasta cierto punto ambos tienen su punto de razón. Al mismo tiempo los cuerpos en el campo de batalla de este arco de pronto pasan a ser víctimas inútiles de una guerra igualmente fútil.

De manera paralela existe una segunda lectura para este arco, y es la del viaje iniciático. Durante todo este tiempo, mientras caminaban de un punto a otro de la geografía en la búsqueda de una solución al apocalipsis, Constantine ha descubierto a Swampy toda la grandeza de sus capacidades, llevando al personaje a niveles sobre los que antes no se atrevió siquiera a soñar. De pronto se ha transformado en el personaje más poderoso de DC, pues sus poderes son tan inabarcables como lo es la extensión de la vida a lo largo del planeta. Esta lectura nos lleva a una de las sagas más famosas de este autor, Promethea.

 

Por poner algunos paralelismos entre ambas series. La visión mágica y trascendente de la vida y de la naturaleza es clara en ambos titulos, llegando a ser un discurso vital muy elaborado en ambos casos. El Apocalipsis final que se describe en ambas series tiene como conclusión la síntesis de los conceptos que se enfrentan, de tal manera que la maldad que amenaza con destruir el Universo DC se une a su opuesto en una imagen que simboliza el yin y el yang. Algo muy similar sucede en Promethea al finalizar la serie, aunque el enfrentamiento sea entre conceptos distintos.

 

Sorprende ver tantas similitudes entre cómics que pertenecen a etapas tan distanciadas en el tiempo, estamos hablando de un comic de mediados de los 80s y de otro de principios de este siglo. Sin embargo, Alan Moore es un autor que expone en su arte sus preocupaciones y su visión del mundo, por lo que resulta muy interesante analizar su evolución a través de los guiones que ha realizado.

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Comentarios: 1
  • #1

    Replicas Relojes (lunes, 24 marzo 2014 09:28)

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