Joker (cuarta parte. Final)

Victimas en la familia.

Una de las grandes obsesiones del payaso del crimen es hacer el mayor daño posible a su archienemigo, ya sea directamente o a través de sus compañeros, amigos y familiares. Lo cual ha logrado en múltiples ocasiones. Citaré algunas.

En uno de sus comics más famosos, “La broma macabra”, este personaje llama a la puerta de la casa de los Gordon y dispara a la hija del comisario, Barbara. En ese momento acababa la carrera como heroína de este personaje, cuya identidad secreta era Batgirl, mientras las risas del Joker se perdían tras las escaleras, acompañado a la fuerza por el propio comisario. En este caso el plan del Joker consistía en presionar la cordura del comisario hasta romperla, bajo la premisa de que si él acabó loco solo por un mal día, el comisario también caería. A la postre este plan fracasaría gracias a la fortaleza del propio comisario y a la intervención de Batman.

Otro de los casos más famosos de damnificados por las locuras de Joker entre los allegados de Batman es Jason Todd, el segundo Robin. Durante uno de sus delirantes planes, Joker se encontró chantajeando a la madre perdida del propio Robin, con la que acababa de reencontrarse. Como buen héroe que es, Robin trató de salvar a su madre, solo para darse cuenta de que esta le había traicionado y vendido al Joker, que le golpeó en un almacén hasta casi dejarlo muerto. Madre e hijo quedaron encerrados en dicho almacén, que iba a ser volado. Jason intentó salvar a su madre a pesar de todo, pero ambos fueron víctimas de la explosión. Esta historia puede leerse con mayores detalles en “Una muerte en la familia”.

Por último el propio Batman ha caído en más de una ocasión entre las garras del Joker a raíz de sus planes, pero una de ellas es especialmente celebre, por tratarse de una de las aventuras más profundamente delirantes y alucinógenas de cuantas ha protagonizado esta extraña pareja. Se trata de “Arkham Asylum” en la que Joker extorsiona a su archienemigo para lograr que entre en el Asilo de Arkham bajo la amenaza de que, de no hacerlo, matara a todos los rehenes que tiene, incluido el actual director de la institución. Durante las siguientes páginas de la obra podemos ver como se dan dos caídas paralelas en la locura. La de Batman, físicamente, mientras se adentra en los pasadizos más oscuros de la institución, donde viven los pacientes más retorcidos, es una de ellas. La segunda es la del propio doctor Arkham, que tras abrir esta institución para evitar que los dementes se enfrenten a un sistema judicial que ni les entiende ni es capaz de ayudarles, ve como uno de sus primeros pacientes es el asesino de su hija. Batman logrará salir de esta, aunque con destrozos físicos importantes.

Todos estos sucesos han conducido a un Batman mucho más oscuro y que durante los últimos años ha empezado a sentirse tentado a acabar con su gran enemigo. Sin embargo, casi como una gran broma macabra del destino, es precisamente esto lo que no puede hacer, ya que Joker lograría por fin el gran colofón que necesita a su actuación. Si Batman lo mata, Joker habrá logrado convertir a su gran enemigo en un asesino, ya nunca podrá volver a ser un justiciero, pues se habría tomado la justicia por su mano. Así como en una gran danza macabra, los dos hijos predilectos de esta ciudad, un orden oscuro y un caos colorista, seguirán girando y girando el uno alrededor del otro, probablemente por toda la eternidad.