Joker (Parte 1)

En los comics, los villanos suelen estar marcados por una infancia traumática, como pueda ser el caso de magneto, o un experimento que salió mal, como pueda ser el caso de Lizard. También se puede dar el caso, en mi opinión mucho menos elaborado, de personajes sencillamente malvados que caen en sus propias flaquezas sin que medie ningún punto de inflexión en sus vidas. Este sería el caso de Cletus Kasady, que antes de su unión con el simbionte ya era un criminal con una larga carrera, aunque con el tiempo y un simbionte alienígena carmesí acabaría siendo el villano conocido como Carnage.

Después existe un tercer grupo de criminales integrado por un solo villano, Joker. Completamente errático en sus métodos y carente de toda lógica sensata en sus motivos. Es la personificación de un caos que nos hace sentir ante una fuerza de otro tiempo como una extraña encarnación totémica de un dios del caos de épocas perdidas en la prehistoria.

Este es un mundo, el del comic, muy dado hacia el colorismo y la estridencia. No olvidemos que el gran superhéroe y el icono que marcó durante dos décadas esta industria es un tipo vestido de azul y rojo, con capa y los calzoncillos por fuera del pantalón. Además muchos de los villanos a los que se enfrentan los superhéroes de nuestro tiempo tienen más adornos que muchos de los trajes de los carnavales de Rio.

Sin embargo el mundo de Batman y especialmente sus villanos, no están carentes de cierto glamour, como vestidos de etiqueta. Este es un mundo crepuscular en el que prácticamente nunca es de día y todo se desarrolla en los grandes acantilados que representan los rascacielos de Gotham. Aquí sus depredadores se presentan en muchos casos con vestimentas igualmente coloristas, pero en un mundo tan oscuro resultan casi elegantes. Tan perturbada es la imagen que nos muestra la ciudad que un tipo vestido de verde de pies a cabeza o un tipo con dos trajes unidos simétricamente no nos resultan del todo extraños, casi como en un oscuro carnaval. Y el rey de este carnaval de pesadilla no podría ser otro que el príncipe payaso del crimen.

Precisamente en este carnaval se nos presenta un curioso aguafiestas, que si no fuera el único que evita que se produzcan muertos, o al menos lo intenta, casi nos caería mal. Vestido de cuero negro y con la capa de rigor, cada nuevo episodio de este baile demencial es interrumpido por la entrada en escena de señor oscuro de este reino.

¡No te pierdas mañana la segunda parte de este estupendo artículo!